El agua que sale d ¡e la canilla, se siente apenas toca la lengua. Definirla como salada es poco. Tomarla produce el reflejo de escupir. El gusto del agua en la capital de Uruguay no es ficción.
Falta bidones de agua mineral en las cadenas de supermercados, la reposición es constante en los hiper más grandes, donde se ven carteles de «venta sólo para consumo familiar».
Uruguay, al igual que nuestro país, tuvo una sequía histórica sufrieron este escenario las reservas de agua potable en esta zona de Uruguay y el máximo temor es que se agoten.
En el país del termo bajo el brazo, el mate sólo se toma con agua mineral y la de la canilla se deja para bañarse, lavarse los dientes o hervir pastas.
¿Por qué salada? La falta de agua dulce llevó a que se mezclen los suministros con agua del estuario del Río de la Plata, eso es lo que alteró su sabor y elevó sus niveles de sodio y de cloruros.
Es real que hay una crisis hídrica.
“Se está haciendo todo para que eso no pase, que nunca falte el agua potable”, dicen desde OSE, la empresa estatal que suministra agua potable a todo el país.
El escenario sigue seco
El agua de OSE (sería como Aysa de Argentina) para Montevideo y el área metropolitana, donde viven unos 1,8 millón de personas, proviene de fuentes superficiales.
La fuente es el rio Santa Lucía (el grande y chico) y la represa de Paso Severino es la principal reserva de agua dulce cuando el santa Lucía no «alcanza».
Se necesitan entre 550.000 y 600.000 metros cúbicos por día para abastecer a la capital y el Paso Severino está en mínimos históricos desde 1949. «Hoy en día estamos a menos del 6% de las reservas».
Por eso es que con esta sequía de más de tres años, la peor en siete décadas de registros, se ruega por lluvias y se apela a la «dulzura» que se pueda encontrar en el subsuelo.
