Ultraderechistas, seguidores del ex presidente Jair Bolsonaro asaltaron este domingo las sedes del Congreso, de la Presidencia y del Tribunal Supremo, en Brasilia, exigiendo una intervención militar para echar a Luiz Inácio Lula da Silva del poder, que tomó posesión hace exactamente una semana.
Los manifestantes golpistas llegaron al corazón del poder en la capital de Brasil desde el Cuartel General del Ejército, ubicado a nueve kilómetros en línea recta, donde están acampados desde que Bolsonaro perdió las elecciones hace dos meses.
Los bolsonaristas superaron las barreras policiales para poder acceder a las sedes del legislativo, el Poder Judicial y la Presidencia.
A las cinco de la tarde (hora local, cuatro horas más en la España peninsular), la policía ha recuperado el control de la sede del Tribunal Supremo, pero los manifestantes seguían en las Cámaras del Congreso y en el Palacio de Planalto, sede de la Presidencia.
El presidente Lula ha ordenado ela intervención federal para asumir el control de la seguridad pública en Brasilia y el resto del Distrito Federal hasta el 31 de enero.
El objetivo es restaurar el orden, “gravemente comprometido por actos de violencia e invasión de edificios públicos”.
El presidente Lula Da Silva habló en cadena nacional y dijo que se “han destruido los edificios luego de la invasión”, y que “todas esas personas serán encontradas y castigadas”. “No se puede atacar a la libertad democrática, la libre expresión”, afirmó y agregó: “Les pedimos a las personas que respeten las instituciones que fueron creadas para mantener el orden”.

