Miles de personas salieron de sus casas y ocuparon las calles de la Ciudad de Buenos Aires, donde celebraron el triunfo de la selección argentina con camisetas y banderas celestes y blancas.
Los vecinos de la ciudad se quejaban del olor a pis y demás que hay en las calles de la CABA.
Hasta Santi Maratea, hizo una movida en sus historias para ir al Obelisco el día post Final, estuvo 32 horas festejando y limpió toda la suciedad que dejaron los hinchas.
