Brasil da los primeros pasos para iniciar una transición de poderes tras las elecciones presidenciales que dieron la victoria a Lula, pese a que el derrotado rompe el silencio.
Mientras, los bolsonaristas expresan su rabia con cortes de carreteras por todo el país que por ahora no han interrumpido suministros.
El equipo de Luiz Inácio Lula da Silva mantuvo en la tarde-noche del lunes los primeros contactos con el Gobierno que debe entregarle el poder el próximo 1 de enero.
La presidenta del Partido de los Trabajadores (PT), Gleissi Hoffman, habló también por teléfono con el ministro de la Casa Civil, Ciro Nogueira, similar a un primer ministro y técnicamente, la transición solo comienza cuando el ganador de los comicios, Lula, nombre una comisión para ese cometido.
El ganador de las elecciones ha elegido a su futuro vicepresidente para dirigir ese equipo, que será de unas 50 personas. Y, según lo que estipula la ley sobre transiciones, el presidente saliente podría entorpecer el proceso pero no impedirlo.
En horas de la tarde se espera el pronunciamiento público del Presidente Jair Bolsonaro.
