Al menos 36 personas murieron y otras 40 permanecen desparecidas tras las fuertes lluvias que azotaron el estado brasileño de San Pablo.
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva sobrevoló en helicóptero las zonas afectadas y se reunió con damnificados por las inundaciones.
“Lamentablemente, tendremos muchas más muertes”, dijo el jefe de Protección Civil del estado, Henguel Pereira, citado por el diario brasileño Folha de Sao Paulo.
El Embajador de Argentina en el país hermano Daniel Scioli, ha expresado por su red social, la solidaridad por las víctimas de esta catástrofe climática.
Además, las ciudades de San Sebastián, Ubatuba, Ilhabela y Bertioga, algunas de las más afectadas y ahora bajo estado de calamidad, cancelaron sus festividades de Carnaval mientras los equipos de rescate luchan por encontrar desaparecidos, heridos y temidos muertos entre los escombros.
“Nuestros equipos de rescate no consiguen llegar a varios lugares; es una situación caótica”, declaró Felipe Augusto, alcalde de Sao Sebastiao. Más tarde, añadió que hay decenas de desaparecidos y que 50 casas se derrumbaron en la ciudad debido a los corrimientos de tierra.
El gobierno del estado de San Pablo informó en un comunicado que las precipitaciones en la región han superado los 600 milímetros en un día, una de las cantidades más altas jamás registradas en Brasil en un periodo tan corto. Sólo en Bertioga cayeron 687 milímetros en ese periodo, según el gobierno estatal.
